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Muere Seve Ballesteros, toda una leyenda del golf

Severiano Ballesteros, uno de los más grandes jugadores de golf de todos los tiempos, ha muerto a las 2.10 horas de esta madrugada en su casa de Pedreña (Cantabria) a los 54 años, tras haber luchado durante los últimos dos años y medio contra un tumor cerebral, según ha confirmado la familia del deportista a través de un comunicado en su página web oficial.
El deportista que revolucionó el golf, el que le insufló un soplo de aire fresco, el que lo popularizó en España. El jugador más elegante, el que inventó golpes, el que fue reconocido como un señor por sus contrincantes. El que combatía hasta el último minuto. El que sonreía de oreja a oreja –como el ‘caddie’ que llevaba dentro– cuando ganaba. El que mantuvo su carrera deportiva haciendo gala de pasión hasta que la espalda le retiró. Ese hombre se desafió a sí mismo esta semana durante largas horas para seguir viviendo, pero perdió la partida. El único cántabro que ha sido reconocido durante décadas en cualquier lugar del mundo con sólo citar el diminutivo de su nombre, Seve, dejó de competir ayer, a los 54 años. Murió en su casa de Pedreña, arropado por sus hijos y su familia, tras haber peleado con uñas y dientes contra un tumor cerebral. Ahora Severiano Ballesteros entra en esa categoría de grandes que no se borran de la memoria de sus millones de admiradores de todo el mundo. Permanecerá gracias a alguna de las cientos de imágenes con la que los españoles se acostumbraron a ver como normales sus triunfos: siempre bronceado, con la visera bien calada, un palo en la mano, el cuerpo levemente girado a la derecha, el codo en alto, la mirada a lo lejos. De fondo había que intuir un color muy verde. Otros le fijarán al recuerdo con alguna de las otras decenas y decenas de fotos en las que se le retrató recogiendo un trofeo, un premio, un galardón, poniéndose una chaqueta verde. «Nunca me voy a rendir», había repetido hasta la saciedad desde que, en 2008, le descubrieron el tumor cerebral que, finalmente, ayer le venció.
A él, un ganador nato. El cáncer se lleva de Cantabria a uno de los más grandes deportistas españoles de todos los tiempos, aunque no los logros alcanzados a lo largo de casi 20 años de una carrera que si rayó en lo épico tiene que ver también con la historia de este país, que todavía recién salido del franquismo, vio triunfar sin complejos a uno de los suyos a finales de los años 70. Y era un chaval de pueblo, sin posibles, el que alcanzó la gloria en un deporte que hasta entonces parecía de ricos.
Los que saben de golf dicen que hay un antes y un después de este hombre que acaba de irse, porque el de Pedreña llevó desparpajo y alegría a los estirados clubs de golf de medio mundo durante todos los 80. «Trajo la pasión y el riesgo», decía del cántabro ‘The Times’ al poco de su primera gesta –fue el ganador más joven del British Open, con 22 años– en el Reino Unido, cuna de este deporte. Allí, entre los padres del golf, salvó unos hoyos que pusieron las primeras letras para la leyenda, el mito.
Temporada a temporada, el golfista fue engordando su palmarés: más de un centenar de títulos en total, entre ellos cinco grandes (tres British Open y dos Masters), siete Ryders Cup (una de ellas como capitán), cinco campeonatos del mundo Match Play y dos copas del mundo por equipos. En alguna entrevista confesó que, si bien la suya era afición propicia a las individualidades, él tenía debilidad por las citas en que los hoyos y los puntos se disputaban por equipos.
Severiano Ballesteros llegó a lo más alto en su profesión y nunca se olvidó de su tierra, a la que volvía por darse el placer de pedir en la barra de un bar una ración de rabas y darse un paseo por la orilla del mar en Somo. En esa que le despedirá con todos los honores falleció, rodeado de aquellos allegados (siempre estuvo muy vinculado a sus tres hermanos, Baldomero, Manuel y Vicente) que fueron el sostén en los más de dos años de enfermedad que tuvo que afrontar. La familia hizo público el viernes un comunicado en el que, entre líneas, se decía lo peor: que estaba mal, que había empeorado, que su estado era crítico. Los golfistas de España enmudecieron en Cataluña, donde disputaban el Open, un torneo que él ganó tres veces.
Hijo de ganadero y ama de casa, Seve pasó todas las estrecheces que uno pueda imaginar en su infancia, algo que él mismo relató en la autobiografía que publicó en 2008. Y es que Severiano Ballesteros vivió al menos tres vidas: la primera fue la historia del hombre hecho a sí mismo, partiendo de unos primeros años realmente humildes. Se vio obligado a trabajar mucho, desde crío, para hacerse un hueco en el mundo del golf: incluso entrenaba por las noches, a escondidas en el campo de golf de Pedreña y, si pudo acceder a los grandes circuitos fue por la ayuda de un médico que le prestó ayuda económica para empezar a viajar. Baldomero y Carmen –sus padres– fueron en todo momento un pilar fundamental para él, al igual que, con el paso de los años, lo serían sus tres hijos, Javier, Miguel y Carmen, que hoy tienen 20, 18 y 16 años, respectivamente.
La segunda fue la historia del hombre público, en la cumbre del éxito, llenando portadas de periódicos, siendo protagonista de los más grandes campeonatos, entrando en una de las familias más poderosas de España por su matrimonio con Carmen Botín, hija del presidente del Banco Santander a la que había conocido, callado está dicho, en un campo de golf. Fue el momento de hacerse empresario (su compañía ha diseñado y asesorado a un buen número de campos). Fue la época de los premios, uno tras otro, en un listado interminable, en todos los países. Tuvo la fortuna de que su país se rindió a su maestría y en 1989 recibió el premio Príncipe de Asturias del Deporte, que le reconocía como número uno de este deporte.
La tercera fue la historia del hombre que tuvo que luchar por sí mismo, por seguir en pie. Esta parte de su vida cercana al epílogo, la más dolorosa, empezó cuando le detectaron, con 51 años, un tumor cerebral que le llevó en cuatro ocasiones al quirófano. El cáncer achicó visiblemente su fortaleza física, pero no le restó las ganas de lucha. Contestó a la enfermedad creando una fundación para la investigación del cáncer que era para él una gran ilusión y en la que se volcó durante los últimos meses de su existencia al tiempo que seguía una minuciosa rehabilitación física y psíquica. Estos dos años y medio finales cosechó como nunca antes el cariño de los suyos: se sucedieron los reconocimientos, los homenajes. Le llegaron miles de mensajes de ánimo. Se supo apoyado y contó en todas partes que el revés de un sufrimiento tan enorme como el que estaba enfrentando le había hecho mucho mejor persona.
Ya lo sería antes, porque si no, su muerte no hubiera hecho enmudecer a todos los amantes del golf cuando se supo que su respiración pendía de un hilo. Miguel Ángel Jiménez rompió a llorar ante unas cámaras de televisión cuando supo de su estado. Seve no sólo era un referente en Europa (en Gran Bretaña era un ídolo de masas), sino también en Estados Unidos, Australia o Japón. No sólo estaba en la lista de los mejores de la historia junto a otros pesos pesados como Jack Nicklaus, Arnold Palmer, Sam Snead, Ben Hogan o, a día de hoy, Tiger Woods. Además, Ballesteros era enormemente querido, popular. Lo demuestra el que fuera elegido en 2010 como el más admirado por los aficionados de la Ryder Cup, el mayor espectáculo del golf, que enfrenta cada dos años a los mejores golfistas europeos con las estrellas americanas. Este torneo, en el que Seve fue un revulsivo a mediados de los 80 es, ahora mismo, el tercer acontecimiento deportivo más seguido del mundo, sólo superado por los Juegos Olímpicos y los Mundiales de Futbol.
Dicen que sólo se llega a ser un gran jugador de golf si se practica, se practica, se practica… y se vuelve a practicar. Claro que hay que tener aptitudes físicas y actitud mental. Y ser muy observador –saber qué viento sopla y hacia dónde, si la hierba está a la altura adecuada, si está seca o húmeda, tener sentido de las distancias–. Hay que estar entrenado en el conocimiento del propio cuerpo para colocarlo bien y ser astuto para descifrar las caras de los rivales. Ballesteros reunía todas esas virtudes y, además, hacía gala de «toque, poder, saber, coraje y carisma», llegó a decir de él Lee Treviño –otro buen golfista de su generación– cuando el cántabro entró en el denominado ‘Salón de la Fama’ del golf.
En la despedida a un grande, los cronistas recordarán miles de detalles. Su arrojo en los campos, su valentía, su obsesión por firmar siempre la mejor tarjeta de los torneos. El mundo entero dirá adiós al deportista arriesgado y laureado. Los cántabros, también. Pero los cántabros esta vez, despiden a un hombre que puso el nombre de Pedreña en los mapas. Despiden, con enorme orgullo, a uno de los suyos.

Fuente: eldiariomontanes.es

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Comienzan las obras del Centro de Interpretación del Golf Severiano Ballesteros y la piscina de Rubayo

   El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, ha presidido este lunes el inicio de las obras de dos nuevas instalaciones deportivas en Marina de Cudeyo: la nueva piscina cubierta de Rubayo y el Centro de Interpretación del Golf ‘Severiano Ballesteros’ y Casa Club de Pedreña.

   Revilla ha estado acompañado por el consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Francisco Javier López Marcano; el alcalde del municipio, Severiano Ballesteros, y el director general de Deporte, Ramón Cuesta.

   El presidente ha destacado el esfuerzo que está realizando el Gobierno para “llenar Cantabria de instalaciones deportivas” y responder así a la demanda de los ciudadanos.

   En los mismos términos se ha pronunciado López Marcano, para quien el objetivo de las actuaciones previstas en el Consorcio de Infraestructuras Deportivas es, además de acercar a la juventud cántabra al deporte, posibilitar el perfeccionamiento y la realización de ejercicio de mantenimiento.

   La piscina cubierta de Rubayo es precisamente una de las actuaciones previstas por el Consorcio de Infraestructuras Deportivas de Cantabria. Supondrá una inversión del Gobierno regional de 3,6 millones de euros y se construirá en un terreno anexo al colegio público Marina de Cudeyo.

   El edificio tendrá una superficie total construida de 2.621 metros cuadrados y acogerá una piscina grande de 25 metros y otra más pequeña de aprendizaje. Los diferentes servicios se repartirán en tres plantas: semisótano, principal y graderío para 80 personas.

   El diseño del arquitecto Eduardo Fernández-Abascal distingue dos piezas diferenciadas, un zócalo adaptado a los límites de la parcela y una caja central que combina vidrio y hormigón en sus fachadas, y aluminio en la cubierta. Además de los servicios de vestuarios, recepción y almacenes, contará también con un gimnasio, sauna, cafetería y sala de masaje.

CENTRO DE INTERPRETACIÓN

   Por otro lado, el Centro de Interpretación del Golf y Casa Club de Pedreña, que incorporará un museo dedicado al golfista cántabro Severiano Ballesteros, se levantará en una parcela ubicada junto al campo municipal de ‘La Junquera’ y cuenta con un presupuesto de 720.354 euros.

   Revilla y López Marcano han elogiado la vinculación histórica de Marina de Cudeyo al deporte del golf y la idoneidad de ubicar en Pedreña este centro que sirve de homenaje a “uno de los deportistas más grandes que ha dado” la región.

   El proyecto, que lleva la firma de los arquitectos Patricia Hernández y Carlos de Riaño, será financiado con cargo al Plan de Dinamización del Producto Turístico de Marina de Cudeyo, en el que participa el Ejecutivo regional junto con el Gobierno de España y el Ayuntamiento.

   El conjunto tendrá una superficie de 1.000 metros cuadrados y se estructurará en varios bloques independientes que acogerán la Casa Club, una sala expositiva dedicada a Ballesteros, oficinas, tienda y vestuarios. Los distintos volúmenes quedarán conectados entre sí por corredores de vidrio y en el principal se habilitará un mirador con vistas a la Bahía de Santander.

   Tanto en Rubayo como en Pedreña, el alcalde de Marina de Cudeyo ha agradecido el compromiso de Revilla y López Marcano con el municipio. En ambos actos y tras la explicación técnica de los proyectos, las autoridades han depositado en una urna un ejemplar de los periódicos del día, una copia del proyecto y las monedas de curso legal vigentes en la actualidad. Finalmente, la han introducido en la arqueta y se ha sellado la misma con una losa de hormigón.

Fuente: Europa Press

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Revilla colocará este lunes la primera piedra del Centro de Interpretación del Golf ‘Severiano Ballesteros’

El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, colocará este lunes la primera piedra del Centro de Interpretación del Golf ‘Severiano Ballesteros’, en Marina de Cudeyo, lugar en que hará lo mismo con la nueva piscina cubierta de Rubayo.
La piscina cubierta de Rubayo, cuya ejecución supondrá una inversión del Gobierno regional de 3,6 millones de euros, se construirá en un terreno anexo al colegio público Marina de Cudeyo y es una de las actuaciones previstas por el Consorcio de Infraestructuras Deportivas de Cantabria.
Por otro lado, el Centro de Interpretación del Golf de Pedreña se levantará en una parcela ubicada junto al campo municipal de ‘La Junquera’ y cuenta con un presupuesto de 720.354 euros.
El proyecto, en cuya financiación colaborará el Ejecutivo regional, contempla un conjunto de volúmenes independientes conectados entre sí.
En ambos actos, Revilla estará acompañado por el consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Francisco Javier López Marcano, y el alcalde del municipio, Severiano Ballesteros.
Tras la explicación técnica de los proyectos y las intervenciones de López Marcano, Ballesteros y Revilla, las autoridades depositarán en una urna un ejemplar de los periódicos del día, una copia del proyecto y las monedas de curso legal vigentes en la actualidad.
Finalmente, la introducirán en la arqueta y se sellará la misma con una losa de hormigón.

Fuente: Europa Press

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